Sobre la imprecisión de los recuerdos, la riada de las aguas
y la noche aumentaron, aún más, el desconcierto de los ojos.
In misericorde, la linfa de cristal fue cubriendo las tierras en que pisar, los árboles mirando al cielo azul y transparente y los sembrados que formaban el paisaje idílico y acogedor.
El borbotón de las aguas llenó los corazones de los que aquí vivieron y pudieron saborear los sabrosos melocotones, arrebolados de los colores rojo y rosa.
Pero el sol y las aguas llenaron de esperanza y vida los senderos, el paisaje y la nostalgia.
Y llena de sueños y de fantasía, el vuelo de los ángeles alados que quieren alcanzar la gloria de tocar el cielo más de cerca.
¡Pantano del Negratín, milagro del sol y el agua!
Texto: Juan Diaz Casanova